martes, 2 de mayo de 2017

Los Nuevos Tiempos Políticos Mundiales - Javier Argüello Lacayo*


A Washington le urge una Realpolitik 2.0

La realpolitik de fin de la Segunda Guerra Mundial, basada en poderío económico, un gobierno con alto consenso  y en un mundo bipolar, ya es obsoleta. EE.UU. está obligado a ir hacia una política exterior renovada que haga conciencia de los errores cometidos .
Tucídides, historiador griego y autor de la Guerra del Peloponeso (que relata la guerra entre Esparta y Atenas en el año 411 A.C.), es considerado padre de la escuela del realismo político. Él consideraba las relaciones entre las naciones como relaciones de poder, no de principios.
Estados Unidos ha seguido al pie de la letra el famoso refrán de Tucidides que decía: "En las relaciones entre países, los fuertes hacen lo que pueden mientras los débiles sufren lo que deben". 1
La justicia y moralidad solo aplica cuando la distribución de poder es equitativa.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como una potencia global, situación que le permitió consolidar su modelo capitalista con éxito envidiable.
Por entonces, su población representaba aproximadamente un 5% de la población global, pero los estadounidenses poseían: el 70% del oro del mundo; el monopolio del poder nuclear; el liderazgo global en virtualmente toda industria, manufactura y tecnología;  poder adquisitivo sin precedente (sus ciudadanos consumían un 50% del PIB global); el dólar, indiscutiblemente la moneda global para el comercio y reservas; un desempleo del 1,9%; un superávit comercial de US$5.800 millones (equivalente al 2,6% de su PIB) 2 y un nivel de satisfacción y confianza en el gobierno que ascendían a un 80% (1960). 3
El fin de la Segunda Guerra Mundial marcó el inicio de una expansión y progreso que duró aproximadamente 25 años, durante los cuales el estándar de vida estadounidense ascendió sin contrincante.
En 1981, comenzaron políticas económicas y publicas que comprometieron la sostenibilidad del progreso con mayores niveles de endeudamiento, iniciadas para sostener el consumo de forma artificial e insostenible.
Hoy en día, al concluir una década de guerras contra el “terrorismo” en Iraq y Afganistán el panorama es muy distinto: Estados Unidos posee 28% del oro del mundo 4; ocho países poseen poder nuclear, con Irán amenazando a convertirse en el próximo; liderazgo compartido en tecnología y una manufactura en declive;  Estados Unidos genera un 26% del PIB global, casi idéntico que Asia y Europa; el dólar, sigue siendo la moneda principal para el comercio pero compite con el euro y las reservas son cada vez mas diversificadas; el desempleo es del 8,3%; existe un déficit comercial de $726.000 millones (equivalente al 5% de su PIB) 5 y el porcentaje insatisfecho  que desconfía en el gobierno es casi un 80%.
De acuerdo al ranking global de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los estudiantes de 15 años de edad ocupan el 17avo lugar del mundo en ciencia y el 25avo en matemáticas. El nivel de matriculación primaria es el 79avo. La infraestructura ocupa el puesto 23avo en el mundo, muy por detrás de la de cualquier otra economía avanzada.  Las estadísticas de salud son impresionantes para un país rico.
En base a estudios realizados por la OCDE y la Organización Mundial de la Salud, Estados Unidos ocupa el 27avo lugar en la esperanza de vida, 18 en diabetes y primer lugar en la obesidad. Hace unas décadas, el país era líder en estos rankings de educación y salud. Hay algunas áreas en las que Estados Unidos sigue siendo claramente N º 1, pero no son envidiables. En efecto, es la nación que ostenta la mayor cantidad de armas; la mayoría de los delitos entre los países ricos; el mayor número de personas obesas (como porcentaje de la población), el mayor número de personas encarceladas; y, por supuesto, por lejos, la mayor cantidad de deuda en el mundo.
Al concluir aventuras ilusas y costosas en Afganistán e Irak, Estados Unidos no puede darse el lujo de continuar asumiendo el rol que asumió después de la Segunda Guerra Mundial (lo que podríamos llamar “Realpolitik 1.0”)
Hoy, el país debe más de lo que produce y sus finanzas públicas parecen de un país tercermundista a punto de ser intervenido por el Fondo Monetario para implementar un plan de austeridad y devaluación de su moneda.
La política exterior “tucídidiana” ya no es factible para Estados Unidos, pero sus hábitos seductores persisten.
Una política exterior basada en abusos de poder requiere hegemonía universal, liquidez y competitividad. Irónicamente, esta política se encuentra desplazada del mismo realismo del cual depende.
La Realpolitik 1.0 de corte tucídidiano no se ha ajustado en casi 2.500 años a la realidad de un mundo globalizado, interconectado tecnológicamente, gradualmente más multipolar e interdependiente, dejando a EE.UU. debilitándose con un modelo de relaciones exteriores costoso, obsoleto y vulnerable.
Las hazañas militares y diplomacia impune está malgastando los recursos públicos financiados con préstamos, lo cual erosiona la competitividad económica y reduce el liderazgo moral de Estados Unidos.
Para regresar al mundo de Tucidides, EE.UU. tendría que revertir la globalización,  cerrar el Internet y triplicar su PIB, lo cual esta difícil.
Por lo tanto, es mejor inversión rehabilitar su competitividad invirtiendo en la innovación, modernizando su educación, reducir el gasto exorbitante e ineficiente en salud, invertir en infraestructura y reducir el gasto en defensa para restaurar su balance fiscal y comercial.
Seguir dependiendo de la fuerza militar para “imponer democracias” o de la ayuda externa para sostener dictadores es tan contradictorio como contraproducente.
El argumento para apoyar a dictadores se originó en la Guerra Fría, pero continuó aún después de colapsar la Unión Soviética, encontrando otras razones para justificarse durante las últimas dos décadas al crear otra guerra, la ahora tildada como “guerra contra el terrorismo”.
Es importante recordar que las guerras son un negocio (tanto para el sector público como para el privado).
Los que denuncian la hipocresía que sustenta esta política exterior son vistos como idealistas ilusos, hippies desconectados de la realidad, izquierdistas y/o ridículos.
Guerras inciertas
En el realismo no hay espacio para el moralismo. Irónicamente, en EE.UU. la base política del realismo esta compuesta por ciudadanos que se consideran conservadores cristianos. Y, la retórica estadounidense se base en su superioridad moral de apoyar ideales democráticos, derecho de propiedad, elecciones libres y estado de derecho.
Para los pocos que se lucran de guerras no hay mejor guerra que una sin país o enemigo porque no tiene fin, como es la guerra contra el terrorismo. EE.UU. gasta diez veces el promedio del resto de los países occidentales en defensa. ¿Será que es diez veces más seguro contra el terrorismo que el resto?
En el Medio Oriente y norte de África, los líderes autoritarios supieron lucrarse de los temores del Occidente del peligro de subida al poder de los grupos islamistas, para justificar la represión en la búsqueda de la supuesta "estabilidad política”. Los aliados que se lucran en Estados Unidos son los contratistas militares que alimentan el complejo militar.
En medio de tales negocios, el que salió perdiendo fue el ciudadano estadounidense que financió esas aventuras militares, mientras restó oportunidades económicas a sus descendientes.
Para implementar el realismo de Tucidides se requiere de ignorancia sobre relaciones exteriores y medios que sepan fomentar el miedo. Estados Unidos tiene ambos.
El 11 de septiembre sirvió para fomentar el miedo y facilitar una acción militar contra un país que nada tenia que ver con el acto terrorista, pero se usó para justificar el gasto y aventura militar.
Esta simbiosis entre el Pentágono y sus homólogos generó un auge de ayuda externa maligna al Medio Oriente y África que magnifico el abuso de poder de los dictadores y provocó que sus ciudadanos arriesgaran sus vidas ante la posibilidad de tener una vida digna con las libertades y derechos básicos de una democracia.
Como resultado, el idealismo iluso que ridiculizan los proponentes de la necesidad de financiar la corrupción y opresión a favor de la estabilidad global (Realpolitik 1.0) perdió efectividad, legitimidad y liderazgo mundial.
Ahora, en cuanto EE.UU. retira sus tropas de Irak y Afganistán, el nuevo terror global es Irán; un país que recibió poder nuclear de parte de EE.UU. cuando la CIA lo invadió para instalar la dictadura del Sha Mohammad Reza Pahlevi, para cambiar un presidente democrático por un dictador sumiso.  Cuando cayó ese dictador asociado con la influencia externa, naturalmente surgió allí el nacionalismo extremo y verdaderamente peligroso.
Esta lección la debió haber aprendido Estados Unidos después de pasar décadas apoyando dictadores latinoamericanos, lo que resultó en revoluciones y antagonismo contra Estados Unidos.
El “Mubarak de Latinoamérica” se llamó Anastasio  Somoza (Nicaragua), líder de una dinastía militar financiada por el Pentágono por varias décadas.
La era del dictador Somoza concluyó cuando jóvenes idealistas (liderados por Daniel Ortega) lo desafiaron y derrocaron, apoyados por una superpotencia inspirada por el realismo de Tucidides.
El peligro emergente ahora en el Medio Oriente es que surjan “(Daniel) Ortega’s”, personajes que al final suelen capitalizarse, despertando el nacionalismo populista primitivo que resulta cuando hay mucho “manoseo estadounidense” y poca educación local.
Hoy en día, con redes sociales, la proliferación de armas químicas, biológicas y nucleares, y tecnología sin fronteras, Tucidides diría lo opuesto: “los débiles hacen lo que pueden mientras los fuertes sufren lo que deben”.
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Notas
1. Esta cita es traducida del ingles del diálogo Melian (Strassler 352/5.89 )

2. Prestowitz, Clyde; The Betrayal of American Prosperity (pagina 72)

3. PEW Research Center (1960-2010)

4. Fondo Monetario Internacional

5. Censo del gobierno de EE.UU.

* El autor es consultor de estrategia corporativa y riesgo financiero (Acela Partners) y analista de política exterior y ayuda externa (Aid Monitor) –Javier.Arguello@acelapar
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