miércoles, 28 de agosto de 2013

En búsqueda de la Formación del espíritu - Marina Campos


Todo es impermanente. 

Si se quiere lograr permanencia, sera conveniente contar con un centro de gravedad. 

Es sólo el hombre quien puede lograr permanencia dentro de sí mismo.

Y esto sólo puede ser adquirido por las instancias de un trabajo interno o por las instancias de un gran amor (enamoramiento, pasión, vocación).

Cuando se habla de profundizar en tí y en mí y allí nos encontraremos, se esta hablando precisamente de esto.

Es reconocerse, es profundizar en uno, desarrollar ese centro de gravedad, desde ese centro estoy en concomitancia (frecuencia ) con el otro, puedo conectarme con el otro, 

porque en ese centro no esta el yo, que es el que interfiere constantemente, como un niño caprichoso , que tironea de nuestras ropas para llamar la atención.

 Es el yo el que siempre intenta sacarte de ese estado, siempre esta intentando falsear la cabeza, el corazón   y la acción.

Cuando uno esta en ese centro de gravedad o se mueve desde ese centro de gravedad, es la mirada la que cambia, estoy mirando desde otro lugar, paso a “ser”  un observado por mi mísmo.

Allí no hay temor, no hay rencor, envidia, soberbia, miedo, inestabilidad, prestigio,  allí esta la fuerza que da vida al sin sentido... 

la mirada se torna compasiva, contemplativa, te coloca en un modo de estar en esta vida,  te lleva  a la unidad interna donde el pensar, el sentir, y el hacer,  van en una dirección.

Esa energía que logras va creando más solidez a través del trabajo interno, 

de reconocer en nosotros, lo sagrado, de  predisponerse  realmente en el querer cambiar la dirección mental de nuestras vidas, a salir de la tendencia.  

Sin embargo esto no termina aquí  porque estoy en relación con otros, no se trata de un trabajo aislado y en solitario, siempre estoy en situación con el otro, y allí nos encontramos  con gente que sabe mucho pero no tiente unidad interna, 

con gente que es muy humilde de  gran corazón y que probablemente no sepa leer ni escribir, pero que tiene  un gran amor interno...

con gente que tiene un verdadero sentimiento, pero sus pensamientos son confusos, 

con gente que piensa verdaderamente pero su corazón carece de unidad,

con distintas gentes,  pero tú sientes al otro, tú registras al otro. 

Lo puedes registrar desde ese centro de gravedad o lo puedes registrar desde tu yo.

Si lo registras desde tu yo, puede suceder que lo quieras atrapar, persuadir , violentar, 

puede ser que salten sentimientos de desprestigio, de desvalorización, temor, ofensa, envidia, falta de confianza  o emociones y sensaciones que hagan  despertar la monstruosidad mas absoluta  y grosera: como la soberbia.  

Simplemente porque se encuentra amenazado, se encuentra en un estado de posesión,  todo se dispersa allí, todo se dispara en otra dirección, todo para afuera, todo disperso.

Y así, de accidente en accidente, de contradicción en contradicción, puedes pasarte la vida, sin poder verlo, sin estar atento, sin  siquiera poder ver la posibilidad de cambiar, y así   llegas al umbral  de la muerte.

Si lo registras al otro desde tu centro, desde tu unidad, allí la cosa cambia porque hay unidad, 

todo fluye, y en ese fluir  registras al otro, te relacionas con el otro, te conectas con el otro, 

 si repites  tus actos de unidad interna porque así lo quieres, porque esa es tu decisión, ya nada podrá detenerte... 

y así también llegarás al umbral de la muerte.

En todo lo casos llegarás igual al umbral de la muerte, el tema es “como”.

Tú decides, que hacer con tu propia vida. Allí esta el abismo y tú.

Y cuando aprendas a formularte la pregunta

Quien soy?

Reconocerás en ti  desde donde te mueves, desde donde piensas, desde donde haces, desde donde estas y sos. 

Y cuando eso suceda, te recocerás y reconocerás  a  los demás,  a tu gente,  familiares, amigos, vecinos, reconocerás lo humano en ti y fuera de ti.

Pero si quieres seguir avanzando recuerda que esto es una búsqueda constante, 

que deberás alimentarla, con trabajo interno e intercambiando con otros, así seguirás creciendo, 

y si tú creces, el  conjunto crece.

Y si sigues avanzando y te puedas responder

Hacia dónde voy?   Hacia dónde voy?...

Te darás cuenta que la muerte es una ilusión, es un umbral que debes pasar  y tú decides “como”, con  aquello que pesa  o con aquello que fluye y hace libre al espíritu humano.

_____________________________________________________________________

Extraído del muro de Marina Campos en Facebook
_____________________________________________________________________
.