domingo, 17 de julio de 2011

Carta para un Humano de su Primer Átomo 1 - Maxim Riguel


Estuve en el principio y me vi nacer. Supe que no fui cuando vi que era.

Primero fui, sin ser nada de lo que hoy uno puede ser, luego cambié, muchas veces.

Luego muchos se me unieron, y yo me uní a ellos.

Mas tarde, nosotros nos unimos a muchos, y muchos... se unieron a nosotros.

Pronto fuimos más de lo que eramos. Juntos y solo juntos formamos nuevas cosas.

Luego de ser millones y a la vez, uno solo, fuimos leves sustancias, quizás gases, o mero espacio.

Pronto volvimos a unirnos con otros millones y millones se nos unieron.

Formamos patrones y tuvímos colores imperceptibles y aun no descubiertos, formas asimétricas y simétricas, nosotros eramos los actores de la perfección, en un fresco y obscuro silencio como escenario.

Pero fuimos por más, rapidamente nos tomo millones de años, y nos convertimos en las primeras estrellas, en los primeros pedasos de conjunciones pseudo solidas.

Descubrimos lo interactivo con nuestros billones de múltiples pares, y nos unimos de nuevo, por que ese es el designio unico y la fuerza mayor que recorre el universo.

La unidad. El uno. Visitamos La Vida, nuestra obra maestra que no podría haber sido, sin que nos uniéramos.

Vagamos por el espacio en lo que un hombre podría llamar la eternidad, y fuimos soles, vivimos más de lo que cualquiera puede y no morimos, simplemente migramos a un nuevo estado.

Sufrimos el ser testigo de todos y cada uno de los eventos del universo, y llevamos en nuestro ínfimo tamaño, la enciclopedia del tiempo.

Más tarde sucedió la inteligencia, y nos sucedieron nuevas formas de fluir.

Alcanzamos nuevas dimensiones, y fuimos reacciones químicas en un cerebro que existencialmente, era sensible a todo lo que nosotros habíamos percibido.

Fuimos un pensamiento por primera vez, fuimos la interpretación física de algo invisible, el lenguage madre de lo abstracto. Amor, odio, miedo, placer, dolor, locura, iluminación.

Todo encriptado en nosotros, las unidades de la existencia, recubiertos por una fina y nueva capa, llamada conciencia.

Entonces fuimos a partir de ese momento, todo lo que tiene un sentido.

Fuimos la punta filosa de un puñal, una voz que gritó, un deseo pasajero, el dorso de un billete, los digitos de un niño, un valor re encriptado digitalmente, o la idea más grande jamas llegada a ser.

Eramos y somos todo, pero estábamos solos, hasta que llegó el entendimiento, nuestra segunda gran explosión, el segundo nacimiento del universo.

Ahora viajamos vibrando y esperando una nueva frecuencia, un nuevo estado, una nuevo forma, un nuevo significado.

Y podrá parecer que las formas en las que nos unimos tienden a separarse, pero existe una inercia que nunca cesa, e insiste y empuja a unirnos de nuevo, en nuevos elementos.

Hoy existimos como un humano que busca armonía, que busca el unisono, que busca la unidad.

Pronto seremos esa unidad que buscamos, porque así ha sido siempre en nuestra historia, y aun que paradójicamente la impermanencia es nuestro perpetuo estado, no podemos negar nuestras raíces con el centro del universo y con todo lo que fuimos desde un principio.

Dada esta impermanencia, el final es el único destino comprobable y probable, pero ahora entendemos, que es simplemente otro comienzo.

Saludos desde muy adentro...



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Extraído del muro de Miriam Gonella en Facebook
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