domingo, 25 de julio de 2010

Entrevista a Jon Sobrino. 25-07-2010

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Entrevista a Jon Sobrino. La estrella Digital.

Jon Sobrino, teólogo de la liberación
"Quiero morir sin tener vergüenza de este planeta"

Entrevista de José Manuel Vidal.

Tiene 64 años, es pequeño y enjuto. Pero tiene alma de profeta y el brillo que da la sabiduría.

Nació en Barcelona durante la guerra civil, de familia vasca.

Es jesuita y lleva en El Salvador desde 1957. Allí vio a Dios encarnado en la dura realidad y allí lleva más de 40 años. Era uña y carne con Ignacio Ellacuría y sus siete compañeros asesinados por los escuadrones de la muerte en 1989.

El se salvó porque se encontraba de viaje. Pero no por eso dejó de denunciar la opresión, la pobreza y la marginación.

Hace teología (es uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, junto a Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff) desde, por y para los empobrecidos y crucificados del mundo opulento.

Lo cuenta José Manuel Vidal en La Estrella.

. P.- ¿El mercado es un dios? .

R.- Está claro que, según los expertos, el mercado se ha convertido en un ídolo. Porque los ídolos existen. No son realidades de pueblos primitivos, sino realidades históricas que configuran una sociedad, exigen un culto, una ortodoxia y producen víctimas. .

P.- ¿Este ídolo produce más víctimas que ningún otro a lo largo del a Historia? .

R.- No lo sé. ¡Quien sabe cuántas víctimas produjo Asurbanipal! Lo que sí sé es que en los últimos siglos, es el que más víctimas ha producido, al menos en el llamado mundo occidental, que se presenta como el culmen del desarrollo histórico. .

P.- ¿Se le puede vencer? .

R.- Hay que vivir para vencerlo. ¿Lo haremos? No lo sé. Porque este ídolo cuenta con unos recursos apabullantes y una fuerza terrible. Pero ya Pablo decía que las luchas de los cristianos son contra las potestades y las dominaciones de este mundo. Nuestra esperanza es, pues, que sea vencible. .

P.- Es la dinámica de la levadura en la masa. .

R.- Sí, de la levadura que no pierde la memoria histórica. Que recuerda que ha habido Pinochets y Videlas. No perder la memoria de los victimarios ni de las víctimas. La energía que mueve la vida no es sólo recordar los horrores que hubo y a quien los ejecutó, sino también recordar la bondad que hubo. Porque eso de recordar contagia. Aunque sólo sea en pequeños grupos. Eso no es la gloria de las multitudes de la plaza de San Pedro. Pero la gente sencilla también celebra y se alegra de reencontrarse con su memoria. .

P.- Bondad, memoria, levadura. ¿Y la profecía? ¿Se han acabado los profetas latinoamericanos? .

R.- Profetas como monseñor Romero no hay muchos, pero sí hay algunas instituciones proféticas, como la "Tutela legal" del arzobispado de San Salvador o como la Universidad Centroamericana (UCA). Es la profecía de la verdad. Antes, a los profetas se les equiparaba a los comunistas, con lo cual ya había más que sobradas razones para liquidarlos. Ahora, como no hay comunistas, a los profetas se les perdona más y ya no representan un peligro grave. Quizás por eso hoy son pocos lo profetas. .

P.- ¿Monseñor Romero era santo, además de profeta? .

R.- ¿Qué diablos es eso de ser santo? Romero se pareció muchísimo a Jesús de Nazaret en vida. Fue un profeta firme hasta el final, que sufrió también su viaje a Jerusalén y, al final, con naturalidad dolorosa, aceptó la muerte del Nazareno. Evidentemente que es santo y que resucitará en el pueblo. Sin ninguna duda. Otra cosa es que la Iglesia haya normativizado la santidad. Canonizar significa normativizar a qué personas se les puede dar el título de santos como cristianos ilustres. ¿Los cumple Romero? Que cumplió con la realidad es más que evidente. En cualquier caso, es llamativo y doloroso que con tanta gente que ha muerto en América Latina como Jesús de Nazaret todavía no hayan beatificado o canonizado a nadie. Mientras este pontificado se ha distinguido por hacer tantos santos... .

P.- Santos como churros... .

R.- Bueno, aunque esa palabra la dice usted, es real. De todas formas, yo soy más partidario de la santidad primordial. Es la de esos millones de personas que lo que hacen es vivir y hacer posible que la gente viva. Es la santidad de las madres de familia. Es la vida heroica de las grandes mayorías de este mundo, del pueblo crucificado del que hablaban Ellacuría y Romero. Ese pueblo de Africa que camina con la casa a cuestas (llevan en la cabeza todo lo que tienen) es un pueblo santo. .

P.- Pero a Romero ya le han canonizado los pobres de Latinoamérica: San Romero de América como le llama Casaldáliga. .

R.- Los pobres no canonizan, porque no saben lo que es eso. Pero, para ellos, Romero es un gran santo, al que le piden toda clase de favores. Conocí a Casaldáliga en el mes de febrero del 80 y le dije: 'Escribe a Romero y anímale a que siga'. Porque monseñor Romero sufría mucho en El Salvador con los obispos. A los pocos días lo mataron. Cuando volví a ver a Casaldáliga, me dijo: 'Nunca le escribí aquella carta, pero te mando esta poesía'. Es el famoso poema sobre San Romero de América. Claro que es santo, Romero, porque ha cumplido todos los cánones y las normas de Dios. Aunque, al parecer, todavía no ha cumplido las normas de la Iglesia. .

P.- En cambio otros llegan a los altares como meteoritos. ¿No hay un cierto agravio comparativo en todo esto? .

R.- Romero no es celoso. Lo más llamativo en todo esto es que se está produciendo una perdida enorme para la humanidad al no poder decir con toda modestia que el cristianismo ha producido este hombre. Eso es lo peor. Lo peor es no poder presentarle al mundo de hoy, al mundo de Irak, del neoliberalismo y del fundamentalismo la figura de Romero. .

P.- En esta misma dinámica se podría colocar a Ignacio Ellacuría y a sus compañeros. ¿Se les puede llamar mártires?. .

R.- Sin duda alguna. Para mí, un mártir es aquel o aquella que fundamentalmente vive como Jesús, pasa por la vida como Jesús, se enfrenta con los victimarios como Jesús y, al final, le dan muerte como a Jesús. Así fue Ellacuría y sus compañeros. Son los mártires activos. Pero también hay otro tipo de mártires: los pasivos, los santos inocentes. De esos hay millones: los indefensos e inocentes, los pueblos crucificados. Esos a los que ni la humanidad ni las iglesias les han puesto nombre, a pesar de que cargan durante su vida con la cruz y muchas veces mueren crucificados. Para esos no tenemos palabras. No son ni venerables, ni santos ni beatos. .

P.- Esos a los que tratan de sacar del olvido unos teólogos de la liberación un tanto "domesticados" desde hace algunos años. ¿Ya no les teme Roma? .

R.- Roma dificultó la Teología de la Liberación y propuso una nueva visión pastoral de tipo espiritualista para frenar la garra de las comunidades de base y de la Teología de la Liberación. Eso fue más decisivo a la hora de frenar la Teología de la Liberación que los ataques que hubo, que los hubo, a Gutiérrez, Ellacuría, Boff, etc. Dicho esto, siempre añado que los primeros que atacaron a fondo a la Teología de la Liberación fueron Rockefeller y Reagan y sin que el mundo occidental cristiano levantase la voz ante la matanza de tantos sacerdotes latinoamericanos. ¿Cómo toleró que los matasen? ¿Qué hubiese ocurrido si en un país del Este hubiesen asesinado a 17 sacerdotes como ocurrió en El Salvador? Había entonces y hay ahora un super-macro-mega poder que está configurando el mundo a su imagen y semejanza. Me pregunto, si les duele a los demócratas lo que hacen las grandes democracias formales, como Estados Unidos. .

P.- ¿Está señalando con el dedo a las democracias occidentales? .

R.- Claro. A todas ellas. A Estados Unidos y a la propia Europa. ¿Europa humaniza? Que produce muchos coches ya lo sabemos, pero ¿humaniza? ¿Se juega algo Europa enfrentándose a Estados Unidos a propósito de la guerra de Irak? Muy poquito. Porque a Europa lo que más le interesa no es recoger las mejores tradiciones de Atenas ni de Roma, sino el buen vivir. Y eso no se va a poner en peligro por nada. El desarrollo no va acompañado del desarrollo humano. En este mundo hay un inmenso agravio comparativo entre Epulón, el ricacho que banqueteaba sin parar, y Lázaro, el pobre que no podía no alimentarse con las migajas que caían de su mesa. .

P.- ¿Hay datos de ese abismo creciente? .

R.- Los datos nos los da la propia ONU. En el año 1960, la relación pobres-ricos era de un rico por treinta pobres. En 1990, un rico por sesenta pobres y, en 1997, un rico por 74 pobres. Esto es una aberración total. El 0,7 ha desaparecido, la ayuda internacional ha ido decreciendo. Y sin embargo, la imagen que se da es la de un mundo cada vez mejor que va a buscar agua a Marte e invierte cientos de miles de millones en la industria del deporte, una industria capitalista como cualquier otra. En cualquier partido de fútbol de las estrellas hay un presupuesto dos veces superior al del Chad, un país con siete millones y medio de habitantes. Quisiera morir sin tener mucha vergüenza de haber pasado por este planeta. .

P.- Ante estas cosas, el hecho de que Ratzinger se vaya o no se vaya le traerá sin cuidado. .

R.- Ratzinger cumplió su cometido concienzudamente, a lo alemán. El adoptó una línea de pensamiento teológico que sirvió de apoyo a la Curia y al pensamiento del Papa. .

P.- ¿Debería renunciar el Papa? ¿Le da pena? .

R.- A mí y a mucha gente nos da pena ver al Papa en su actual situación, aunque admiremos su fortaleza. Si se ha puesto la norma de retirarse a los 75 años, con gran sencillez debería aplicársela también a él. Eso sería en sí mismo un acto de magisterio pontificio y un gesto profético. .

P.- ¿Tiene algún papable favorito? .

R.- Eso en El Salvador nos pilla lejísimos. Me gustaba el cardenal Martini, al que siempre vi con la sencillez del sentido común y que, a los 75 años, se retiró a Jerusalén. .

P.- ¿Los jesuitas están marginados y han sido suplantados por los nuevos movimientos neoconservadores como fuerzas de choque del Papa? .

R.- Está claro que estos nuevos movimientos encuentran más facilidades. Pero no me preocupa mucho. Lo que me preocupa es que los jesuitas podamos cooperar a humanizar el mundo. .

P.- ¿La Iglesia del mañana tendrá que recentrarse? .

R.- El problema de la Iglesia no es sólo que se le vaya la gente, sino que cada vez interesa menos. Creo, sin embargo, con Karl Rahner, que en el futuro el cristiano será místico o no será. Y místico no quiere decir pío sino de hondas convicciones. Y creo también con Casaldáliga que el cristiano será pobre o solidario con los pobres o no será. .

P.- ¿La Iglesia del mañana tendrá que asumir el celibato opcional? .

R.- Creo que sí. Es un problema disciplinar, que se puede quitar. Y, por mucho que vayamos contra la historia, desaparecerá. Una cosa tan íntima como es el celibato no puede ser disciplinar. .

P.- ¿La mujer, por fin, llegará al altar? .

R.- Creo que sí. Deseo que la mujer llegue al altar y que llegue bien. Que no llegue en plan vengativo y de revancha y que aporte al altar el matiz femenino de la bondad de Dios. Que traiga una palabra de acogida y de perdón. .

P.- Recientemente se ha pronunciado a favor de un Vaticano III.

R.- Lo importante es introducir en la Iglesia católica un proceso conciliar, un modelo de ser en que haya más concilio. Acabar con la concentración de poder, de palabra y de disciplina en el Vaticano que, estructuralmente, no es conciliar, sino absolutista. Introducir en la Iglesia la idea de que la diócesis es cosa de todos. Y lo mismo la Iglesia universal. Y para eso es necesario perder el miedo a hablar de los problemas como son. Perder el miedo a evaluar y empezar a pensar en los temas a abordar en un próximo concilio: los laicos, la ordenación de la mujer, el futuro de la vida religiosa. Y perder el miedo a la geografía. ¿Por qué no hablar de un Bombay I, en vez de un Vaticano III? Perder el miedo y dejar a Dios ser Dios. .

P.- ¿Lula es una esperanza? .

R.- Es un símbolo que hace respirar un poco más de entusiasmo. .

P.- ¿Fidel Castro es una esperanza frustrada? .

R.- Estuve con él en La Habana. Tiene algo del atractivo de una persona de principios. Está convencido de que el capitalismo ha deshumanizado al mundo. Y también tiene una cabeza dura, poco flexible y poco democrática. .

P.- ¿Hay salvación para Bush o tendrá que pasar al menos por el purgatorio? .

R.- Bush ha pasado por un proceso de salvación. El confiesa que fue un alcohólico fuerte y unos cristianos le ayudaron a salir de ese problema. A su visión política añadió esta visión religiosa falsa que le ha convertido en un fundamentalista que cree que maneja a Dios y que hasta impone el calendario a todo el mundo. Está bien que la Historia recuerde el 11 de septiembre, pero también debería recordar el día en que decidió barrer del mapa a Afganistán.

Extraido de:
http://jimzall.mx.tripod.com/jonsobrino
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