sábado, 28 de julio de 2007

TGS. Diccionario. Letras: F, G y H


36.- FILOSOFIA DE LOS SISTEMAS

Parte de la TGS en sentido amplio. Se ocupa de la reorientación del pensamiento y la visión del mundo resultante de la introducción del 'sistema' como nuevo paradigma científico, y como tal, abarca tres partes: la ontología de sistemas, la epistemología de sistemas y la teoría de los valores (XV-XVII).

La Filosofía de Sistemas, junto con la Ciencia de los sistemas y la Tecnología de los sistemas, es una de las tres partes de la TGS en sentido amplio. Se refiere a la nueva cosmovisión resultante de introducir el paradigma sistémico, o sea una 'nueva filosofía de la naturaleza' que contrasta con la visión mecanicista del mundo que había imperado hasta entonces. Las tres partes de la Filosofía de los sistemas son la Ontología de sistemas (Ver Ontología de sistemas), la Epistemología de sistemas (Ver Epistemología de sistemas), y la teoría de los valores, y que podríamos aquí llamar 'axiología' de sistemas (ver Valor).


37.- FINALIDAD

Propiedad formal de los sistemas en general, según la cual están o parecen estar orientados hacia un fin o meta. Bajo este concepto se incluyen una gran diversidad de fenómenos explicables en términos de directividad, teleología, adaptación, adecuación, homeostasis, equifinalidad, intencionalidad, etc (77-82).

Von Bertalanffy (46, 95) no parece establecer una distinción importante entre los términos finalidad y teleología, razón por la cual a los efectos prácticos los consideraremos sinónimos. Los vocablos restantes tienen en general definiciones específicas, y son en general planteados como tipos de finalidad (80,82).

1. Generalidades.- Muchos fenómenos, y especialmente los estudiados por la biología y la psicología, suscitaron en filósofos y científicos la hipótesis según la cual aquellos se comportan como si intentaran alcanzar una meta prevista, es decir, que pueden expresarse en términos de acontecimientos dependientes de un estado futuro final.

Von Bertalanffy no da explícitamente una definición del término 'finalidad'. En su lugar, se embarca en una discusión del mismo en relación con las ideas de equilibrio y causalidad (77 a 79), y luego intenta una clasificación de los distintos tipos de finalidad que pueden encontrarse empíricamente (59 a 82).

2. Finalidad y equilibrio.- Ciertas formulaciones de la física tienen un carácter en apariencia finalista, como las abarcadas por el llamado 'principio de acción mínima' o principio del mínimo esfuerzo de la mecánica. Este principio sostiene que, en caso de perturbación, un sistema genera fuerzas que contrarrestan dicha perturbación y restauran el estado de equilibrio. Para Maupertuis, quien lo formuló, su principio era una prueba de que en la naturaleza, de los muchos posibles movimientos que se pueden realizar, se ejecuta sólo aquel que logra el máximo efecto con el mínimo esfuerzo.

Derivaciones del principio del mínimo esfuerzo son, por ejemplo el principio físico-químico de Le Chatelier y la regla de Lenz en electricidad: todos ellos apuntan a mostrar que un sistema tiende siempre a volver a su equilibrio perdido.

Von Bertalanffy sostiene que tal principio exhibe finalidad pero sólo en apariencia: el sistema no prevé un estado final de equilibrio y entonces lo busca, sino que, por las mismas leyes de funcionamiento del sistema, describibles matemáticamente, éste evolucionará espontáneamente hacia el estado final de equilibrio. Se trata del fin del proceso, no de una meta buscada. Si tendemos a ver en él una meta prevista es porque estamos interpretándolo antropomórficamente (77,78).

3. Finalidad y causalidad.- Muchos filósofos han concebido la finalidad como lo inverso de la causalidad, en el sentido que la finalidad depende de una condición futura, mientras la causalidad de una condición pasada. Von Bertalanffy, que al principio creía lo mismo, criticará esta opinión diciendo que tal oposición no existe, y que la finalidad puede explicarse en términos de causalidad, y puede reducirse a ella (79).

Sobre la base de ciertas consideraciones matemáticas que aquí no desarrollaremos, es posible mostrar que en ecuaciones diferenciales que describen procesos de crecimiento a lo largo del tiempo (por ejemplo el aumento de talla en los animales), tales procesos no quedan determinados por ningún estado final o venidero sino por las condiciones actuales, las que, entonces, operarían como causa del estado final, o efecto. Así, la dirección del proceso hacia un estado final no es algo que difiera de la causalidad, sino que es una expresión más de ella.

La referencia en ciertas ecuaciones a estados finales son cosa que inquietaron a algunos biólogos, quienes creyeron ver en tal orientación hacia fines una prueba de 'vitalismo', como si hubiera una fuerza vital que lleva a los procesos hacia un fin (15, 46, 78,79).

4. Tipos de finalidad.- Existen dos tipos fundamentales de finalidad: la teleología estática y la teleología dinámica. A los efectos de la TGS, son especialmente importantes los segundos, en los que podemos discriminar cuatro variedades: a) Directividad 'tendencial' (von Bertalanffy no emplea este término); b) Directividad estructural; c) Equifinalidad; y d) Intencionalidad (80,82).

1) Teleología estática.- Llamada también adecuación, se trata de una disposición que parece útil para determinado propósito. Ejemplos: el pelaje sirve para mantener caliente el cuerpo, el mimetismo protege a los animales de sus enemigos, etc. (80). En el campo de las cosas hechas por el hombre, un abigo en la medida en que permite protegerse del frío (81).

2) Teleología dinámica.- O directividad de procesos. Von Bertalanffy discrimina aquí cuatro tipos de fenómenos, que a menudo suelen confundirse:

a) Directividad 'tendencial': Es la dirección de acontecimientos hacia un estado final que puede ser expresado como si el presente comportamiento dependiera del estado final. Todo sistema que alcanza una condición independiente del tiempo se conduce de esta manera.

b) Directividad estructural: Acontecimientos en los cuales una disposición estructural conduce el proceso de tal forma que se logre determinado resultado. Ejemplos: las máquinas creadas por el hombre y las estructuras biológicas. En ambos casos su misma estructura las lleva a obtener tal o cual resultado final en cuanto entran en funcionamiento. Si alteramos la estructura, no se cumple el fin original. No obstante, hay una diferencia importante: mientras la máquina artificial funciona dando un determinado resultado (un motor debe hacer andar el coche, por ejemplo) pues para ello fue construída, el sistema vivo funciona de tal forma que mantiene el sistema mismo. El motor en cambio, al no tender hacia este fin, se desgasta mucho más rápidamente, ni tampoco puede reproducirse para autoperpetuarse.

Una parte importante de esos procesos de automantenimiento típicos del ser viviente es posible gracias a la homeostasis, por la cual se mantiene constante la situación material y energética del organismo. Por ejemplo, la termorregulación. la conservación de la concentración de sales, etc. Estas regulaciones homeostáticas están en gran medida gobernadas por la retroalimentación, que también está presente en las máquinas artificiales.

c) Equifinalidad: Parece ser la responsable de la regulación primaria en los sistemas orgánicos (Ver Regulación), o sea de aquellas regulaciones que no pueden basarse en estructuras o mecanismos predeterminados, y que el vitalismo adjudicó a fuerzas misteriosas y duendecillos. La equifinalidad (ver este término) es, suscintamente, la posibilidad de poder alcanzar el mismo estado final partiendo de diferentes condiciones iniciales y por diferentes caminos. La equifinalidad es característica de los sistemas abiertos.

d) Intencionalidad: Es la genuina finalidad, una inteligencia planeadora cuyo comportamiento está guiado por una meta prevista de antemano. Es característica del comportamiento humano y está vinculada a la evolución del simbolismo del lenguaje y los conceptos (81).

Estos cuatro sentidos de finalidad suelen ser confundidos. Von Bertalanffy, para aclarar aún más los alcances de cada uno, da tres ejemplos: 1) en el campo de las cosas hechas por el hombre, la adecuación (1) y el funcionamiento teleológico de las máquinas (2b) se deben, por supuesto, a una inteligencia planeadora (2d). 2) La adecuación en los seres vivos (1) es de suponerse que puede ser explicada por el juego de mutaciones al azar y selección natural. Pero tal explicación ya no sirve para explicar el origen de complicadísimos mecanismos de retroalimentación orgánicos (2b). 3) El vitalismo es, en resumidas cuentas, el intento de explicar la directividad orgánica (2b y 2c) por medio de la inteligencia previsora de la meta (2d).


38.- GENERALISTA CIENTIFICO

Persona calificada para encarar problemas de sistemas, cuya existencia se justificaría a partir de la necesidad de un enfoque más sencillo y unificado de los problemas científicos (50). Antónimo: especialista científico.

1. Generalidades.- El generalista es lo opuesto al especialista, y busca compensar la tendencia de estos últimos a establecer, dentro de las ciencias, dominios cada vez más pequeños y separados hasta convertirlos en áreas insignificantes y sin conexión con las demás.

Para contrarrestar esta tendencia, todo equipo de investigación debiera contar con un 'generalista' para tratar en forma más sencilla y unificada los problemas científicos, fomentando un enfoque integrado e interdisciplinario de estos, es decir, uniendo en vez de separar los diversos dominios de la ciencia. En una palabra, el generalista no estudiaría una sola ciencia en particular -aunque pueda ser biólogo o psicólogo de profesión- sino que es un estudioso de la unificación de las ciencias a partir de la TGS ya que, si bien el generalista puede estudiar problemas muy específicos, como el especialista, lo hace sobre la base de conceptos que, como el de 'sistema', son básicos y válidos para cualquier extensión del conocimiento. Ello significa que no intentará aislar el problema de los demás problemas científicos, ni su solución de las demás soluciones, sino que procurará integrarlos en base a una visión de conjunto.

2. Educación.- Para ser generalista se requiere una educación. A su vez, el generalista también educa. En la perspectiva de la TGS de von Bertalanffy, la educación es un proceso que implica no solamente el desarrollo de valores propiamente científicos, sino también el despliegue de valores éticos (50).

Como desarrollo de valores científicos, la educación no es una mera presentación de información donde se acumulan dato tras dato, sino en la formación de una manera de pensar integrada que procure una comprensión de la realidad desde el punto de vista sistémico, lo que implica no solamente comunicación sino también integración interdisciplinaria de los hechos estudiados (49 y 50).

Como desarrollo de valores éticos, la educación contribuiría al desarrollo de la personalidad, y a la concientización de la ciencia como herramienta para el bienestar de la sociedad humana, y no para su autodestrucción (50 y 51).

39.- HISTORIA

Ciencia social que se ocupa del estudio de cómo devienen y se desarrollan en el tiempo las sociedades, culturas o civilizaciones humanas. Se trata de un estudio longitudinal (a través del tiempo) que puede y debe ser encarado desde la perspectiva de la TGS constituyéndose así, como una 'historia teórica' (113, 207).

1. Historia y sociología.- Mientras la sociología estudia las sociedades humanas transversalmente, es decir, cómo es una sociedad en una sección transversal del tiempo (presente), la historia lo encara longitudinalmente, es decir a través del tiempo. La sociología estudia como 'son' las sociedades, y la historia como 'devienen', de manera que ambas tienen el mismo objeto de estudio, a pesar de contar con técnicas de investigación por completo diferentes (6, 113).

2. Historia académica e historia teórica.- Von Bertalanffy (6, 113-116, 207-208) establece una distinción entre una historia académica, que sigue un procedimiento idiográfico, y la historia teórica que sigue uno nomotético y, por tanto, más emparentado con una actitud sistémica.

La historia académica se concentra en la singularidad e irrepetibilidad de los hechos históricos, y suele hacerlos depende mas bien de decisiones y acciones individuales. Por ejemplo: Napoleón puso a Europa de cabeza en virtud de su ambición desmedida. Se procura averiguar 'quién hizo qué', y eventualmente 'porqué lo hizo' invocando razones individuales y aislando los hechos históricos entre sí por responder a motivaciones personales diferentes. Para la historia académica los hechos históricos son únicos e irrepetibles (enfoque idiográfico) y por tanto carece de sentido explicarlos a todos a partir de las mismas leyes y regularidades generales (enfoque nomotético).

La historia teórica sostiene, en cambio, que los acontecimientos parecen envolver algo más que las decisiones y acciones individuales, y estarían determinados sea por 'fuerzas históricas', 'sistemas' socioculturales, trátese de prejuicios, ideologías, grupos de presión, tendencias sociales al crecimiento o a decadencia, etc. (7). Si bien dentro de este segundo enfoque de la historia existen planteos algo intuitivos y metafísicos, como los de Vico, Hegel, Marx, Spengler, Toynbee, Sorokin, Kroeber y otros, cabe incluír en él también las orientaciones sistémicas, propiamente denominadas historia teórica, que conciben a ésta ante todo como una consrtrucción conceptual fundada en las leyes o regularidades de los sistemas socio-culturales, y con las cuales buscan sanamente sustituír los enfoques más filosóficos o metafísicos antes citados (114).

3. Críticas y réplicas entre los enfoques académico y teórico de la historia.- La historia académica condena las construcciones en la historia teórica por 'intuitivas', 'contrarias a los hechos', 'arbitrarias', etc., y le critican sus intentos por encajar los hechos de la historia en teorías artificiosamente inventadas. La historia teórica procurará, precisamente, limpiar las construcciones o teorías que explican la historia de sus encajes filosóficos, transformando los problemas metafísicos en problemas científicos, y tomando como base la TGS.

Utilizando el lenguaje de la psicología de la conducta (115), la historia académica adopta una actitud 'molecular' al fragmentar el comportamiento en partes aisladas y tratarlos en términos de causas y efectos singulares, mientras que la historia teórica procura una actitud 'molar', es decir, entender el comportamiento como un fenómeno total con la esperanza de descubrir las grandes leyes que lo rigen. Reemplacemos 'comportamiento' por 'hecho histórico' y la distinción entre molecular y molar podrá aplicarse a la historia.

Otra crítica que puede recaer sobre la actitud teórica se basa en el argumento de la inevitabilidad histórica (117,118, 208): si la historia está gobernada por leyes generales, los hechos históricos pasados, presentes y sobre todo los futuros serían inevitables, lo cual contradice nuestra experiencia de sujetos con libre albedrío. Von Bertalanffy replica que esta critica es improcedente, porque las leyes históricas no pretenden predecir, al modo laplaceano, un porvenir inexorablemete determinado, sino tan sólo probabilidades. El moderno espíritu de la ciencia ve en las leyes un carácter mas bien estadístico, que deja cierto margen para que el curso de la historia no devenga de manera fatal e inexorable.

En este contexto, von Bertalanffy hace referencia al principio de actualidad, según el cual no debe recurrirse a más hipótesis o principios explicativos que los sustentados efectivamente por la evidencia empírica hasta el presente, es decir, al momento de formular la hipótesis en cuestión (120).

Von Bertalanffy cita este principio, especialmente aplicable a campos históricos como la geología o la evolución, simplemente como criterio para elegir entre dos teorías contrapuestas (racionalismo vs. irracionalismo) en el contexto de su discusión sobre la aplicabilidad de la TGS a la historia y al 'libre albedrío'. En efecto, si aplicamos el principio de actualidad a las decisiones humanas, deberemos quedarnos con el irracionalismo, porque la evidencia empírica muestra que aquellas decisiones son, según los datos estadísticos, más irracionales que racionales.


40.- HOMEOSTASIS

Principio establecido por el fisiólogo Cannon y según el cual, una parte importante de los procesos en los sistemas vivos tienden a mantener constante la situación material y energética del organismo. Ejemplo típico: la termorregulación (80). Muchas actividades biológicas y psicológicas no están regidas, sin embargo, por este importante principio (220).

1. Definición y ejemplos.- Cuando por algún motivo se rompe el equilibrio en un sistema vivo, un mecanismo homeostático produce una serie de modificaciones que devolverán al sistema al equilibrio original. 'Homeostasis' significa 'igual estado', es decir, el sistema busca recuperar el mismo estado de equilibrio que tenía anteriormente a la perturbación. Cannon, el introductor del concepto en fisiología, define la homeostasis como una disposición fisiológica que sirve para restaurar el estado normal una vez que ha sido transtornado (a).

Ejemplos: a) Termorregulación: cuando la temperatura de nuestro cuerpo pasa de los límites normales, se desencadenan ciertos mecanismos que intentarán retornar a la temperatura normal, como por ejemplo transpirar. Si la temperatura baja demasiado, el mismo mecanismo termorregulador se encargará de subirla, de manera que siempre tiende a mantener una temperatura constante, a saber, la óptima para que los procesos vitales puedan cumplirse con normalidad. Existen en el cuerpo mecanismos homeostáticos análogos que preservan la constancia de gran número de variables físico-químicas (44), como por ejemplo la conservación de la presión osmótica del pH, de la concentración de sales, etc.(80); b) Existen en el organismo humano y animal otros sistemas también retroalimentados comparables a los servomecanismos de la tecnología, que se encargan de la regulación de posturas y acciones. Si queremos alcanzar un lápiz, se envía al sistema nervioso central un informe sobre la distancia que nos impidió llegar a él en el primer intento: esta información es retroalimentada al sistema nervioso central para que el movimiento sea controlado, hasta que se logre la meta (44).


41.- HOMOLOGIA

Correspondencia formal fundada en la realidad, y gracias a la cual está última puede considerársela como un sistema, sea de la índole que sea. Así, las homologías permiten el isomorfismo en la ciencia brindando el enfoque correcto para la consideración de los fenómenos (87,88).

1. Concepto.- En el marco de su discusión del concepto de isomorfismo, von Bertalanffy distingue tres niveles en la descripción de los fenómenos: las analogías, las homologías y las explicaciones (86).

Dos fenómenos son homólogos cuando, aunque estén determinados por causas diferentes, siguen un modelo conceptual formalmente idéntico. Así por ejemplo el fluír de un líquido y el fluír del calor son fenómenos formalmente idénticos, aunque estén regidos por leyes causales distintas: el primero está regido por leyes hidrodinámicas, mientras que el segundo por la teoría cinética del calor.

Otros ejemplos son: a) la corriente de un líquido y la corriente eléctrica, b) todos los fenómenos en los cuales hay un gradiente, es decir, una gradación de más a menos (en oposición al 'todo o nada'), como en el potencial eléctrico, en el potencial químico, en los líquidos en movimiento, etc. Son estos ejemplos de homologías en física y química, pero von Bertalanffy intenta mostrar que las homologías están presentes en todas las ciencias, y entonces habla de una homología en un sentido muy abstracto que él llama homología lógica (87), y que puede expresarse así: si un objeto es un sistema, debe tener ciertas características de los sistemas, sin importar de qué sistema se trate. Así, el hecho de que haya homologías entre fenómenos nos permite conceptualizarlos a todos ellos como sistemas, con lo cual estaremos en la consideración correcta de los mismos (por oposición a las simples analogías, que se refieren a semejanzas más superficiales y, por tanto, engañosas). La TGS puede permitir identificar la distinción entre analogías y homologías, mostrando a las primeras como parecidos sin sentido y a las segundas como traslados significativos de modelos, cosa que no debe confundirse con hacer un reduccionismo (88).

2. Homología en biología.- Cabe suponer, dada su formación como biólogo, que von Bertalanffy extrajo los términos 'analogía ' y 'homología' de la biología evolutiva. En este contexto, órganos análogos cumplen la misma función, pero son totalmente diferentes en cuanto a organización y origen. Ejemplo: las alas de un ave y las alas de una mariposa. En cambio órganos homólogos son aquellos que sí tienen organización y origenes semejantes, más allá de si cumplen actualmente la misma función o no. Por ejemplo el ala de un ave es homólogo al brazo de un hombre o al ala de un murciélago.

La homología es un concepto científico más fecundo, porque permite establecer si dos seres vivos provienen de la misma línea evolutiva y, por tanto, resulta necesario para su clasificación concreta dentro del conjunto de los seres vivos (por ejemplo, como mamífero). Catalogar los animales por simples analogías puede llevarnos a un sistema artificial de clasificación y a una incorrecta interpretación de las líneas evolutivas, como por ejemplo afirmar que la gaviota y la mariposa derivan de un mismo ancestro porque ambas tienen alas.

  
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