lunes, 21 de mayo de 2007

La Doctrina del Punto de Vista - Ortega y Gasset - Fragmentos


"... El sujeto ni es un medio trasparente, un "yo puro" idéntico e invariable, ni su recepción de la realidad produce en ésta deformaciones. Los hechos imponen una tercera opinión, síntesis ejemplar de ambas.

Cuando se interpone un cedazo o retícula en una corriente deja pasar unas cosas y detiene otras; se dirá que las selecciona, pero no que las deforma.

Ésta es la función del sujeto, del ser viviente, ante la realidad cósmica que le circunda.

Ni se deja traspasar sin más por ella, como acontecería al imaginario ente racional creado por las defi­niciones racionalistas, ni finge él una realidad ilusoria.

Su función es claramente selectiva.

De la infinitud de los elementos que integran la realidad el individuo, aparato receptor, deja pasar un cierto número de ellos, cuya forma y contenido coinciden con las mallas de su retí­cula sensible.

Las demás cosas -fenómenos, hechos, verdades- quedan fuera, ignoradas, no percibidas..."


"... Desde distintos puntos de vista dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo.

La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera.

Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último y queda oscuro y borroso.

Además, como las cosas puestas unas detrás de otras se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan.

¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no: tan real es el uno como el otro.

Pero tampoco tendría sentido que pues­tos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios.

Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos.

Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir.

La realidad cósmica es tal que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva.

La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización.

Una realidad que, vista desde cualquier punto, resultase siempre idéntica es un concepto absurdo.

Lo que acontece con la visión corpórea se cumple igualmente en todo lo demás.

Todo conocimiento lo es desde un punto de vista determinado.

La especies aeternitatis, de Spinoza, el punto de vista ubicuo, absoluto, no existe propiamente; es un punto de vista fic­ticio y abstracto.

No dudamos de su utilidad instrumental para ciertos menesteres del cono­cimiento; pero es preciso no olvidar que desde él no se ve lo real.

El punto de vista abstracto sólo proporciona abstracciones.

Esta manera de pensar lleva a una reforma radical de la filosofía y, lo que importa más, de nuestra sensación cósmica..."


"... Dos sujetos diferentes -se pensaba- llegarán a verdades divergentes.

Ahora vemos que la divergencia entre los mundos de dos sujetos no determina la falsedad de uno de ellos.

Al contrario, precisamente porque lo que cada cual ve es una realidad y no una ficción, tiene que ser su aspecto distinto del que otro percibe, es divergen­cia no es contradicción, sino complemento..."


"... Cada vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra.

Cada individuo -persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. He aquí como ésta, que por sí misma es ajena a las variaciones históricas, adquiere una dimensión vital.

Sin el desarrollo, el cambio perpetuo y la inagotable aventura que constituye la vida, el universo, la omnímoda verdad, quedaría ignorado.

El error inveterado consistía en suponer que la realidad tenía por sí misma, e inde­pendientemente del punto de vista que sobre ella se tomara, una fisonomía propia.

Pensando así, claro está, toda visión de ella desde un punto determinado no coincidiría con ese su aspecto absoluto y, por tanto, sería falsa.

Pero es el caso que la realidad, como un pai­saje, tiene infinitas perspectivas, todas ellas igualmente verídicas y auténticas.

La sola pers­pectiva falsa es ésa que pretende ser la única.

Dicho de otra manera: lo falso es la utopía, la verdad no localizada, vista desde "lugar ninguno”'.

El utopista -y esto ha sido en esencia el racionalismo- es el que más yerra, porque es el hombre que no se conserva fiel a su punto de vista, que deserta de su puesto.

Hasta ahora, la filosofía ha sido siempre utópica. Por eso pretendía cada sistema valer para todos los hombres. Exenta de la dimensión vital, histórica. perspectivista, hacía una y otra vez vanamente su gesto definitivo.

La doctrina del punto de vista exige, en cambio, que den­tro del sistema vaya articulada la perspectiva vital de que ha emanado, permitiendo así su articulación con otros sistemas futuros o exóticos.

La razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital, donde aquélla se localice y adquiera movilidad y fuerza de transformación..."


"... la peculiaridad de cada ser, su diferencia individual, lejos de estorbarle para captar la verdad, es precisamente el órgano por el cual puede ver la porción de realidad que le corresponde.

De esta manera, aparece cada individuo, cada generación, cada época, como un aparato de conocimiento insustituible.

La verdad integral sólo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo que yo veo, y así sucesivamente.

Cada individuo es un punto de vista esencial.

Yuxtaponiendo las visiones parciales de todos, se lograría tejer la verdad omnímoda y absoluta..."

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Ortega y Gasset - El Tema de Nuestro Tiempo - Capitulo X: La Doctrina del Punto de Vista - Revista de Occidente , Madrid, España - Extraído de: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/iesarroyo/filosofia/ortegaygasset.htm
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