domingo, 3 de enero de 2016

Temporalidad - José Pablo Feinmann


"... Un mundo sin hombres es un mundo sin significaciones. O sea, sin temporalidad. 


Podría hablarse del 'tiempo' de Dios. Pero el 'tiempo' de Dios no existe, porque Dios no es 'temporal'. No tiene pro-yectos, no está arrojado, su estado no es deyecto. Dios, desde la eternidad, es lo que es. 

El tiempo, por el contrario, existe porque el hombre nunca es lo que es, siempre quiere ser lo que no es y esto lo arroja hacia sus posibles, abriendo –desde el presente– la dimensión del futuro.

En suma, el Año Nuevo, por sí mismo, no va a traer nada nuevo. Hasta esa hoja del almanaque que damos vuelta. O hasta el almanaque que ponemos en lugar del 'viejo' significan nada. Un ritual. Una convención. Una racionalidad de inventario, una contabilidad burocrática. Lo 'nuevo' –si viene– vendrá por la fuerza crítica de nuestras decisiones.[...]

 El tiempo está 'abierto' por nuestras luchas presentes, y nuestras luchas presentes se hacen porque estamos arrojados en medio de la sed, la pasión y la praxis que proyectan (y 'abren', hacen 'posible') un futuro en el que se decidirán nuestras luchas.

Ahora, si quiere, descorche su sidra, coma su pan dulce, váyase a la playa con todo su sobrepeso y su alegría inmediatista y livianita, pero sepa que eso no es lo 'nuevo'. Que el año no 'empezó'. Porque el tiempo no empieza sino que transcurre, no se detiene, no lo trizan, no lo dividen las Fiestas ni le dan 'linealidad' y 'sentido' las utopías tranquilizadoras. 

El tiempo es el espacio posibilitado por nuestros proyectos y por los proyectos de los Otros. 

Es, así, un campo de lucha. Un combate. Y usted, lo quiera o no, forma parte de él...".

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Extraído de Polémicas e intercambios en Facebook
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