viernes, 11 de diciembre de 2009

Todavia hay futuro. Mucho más... Ernesto H. de Casas


Hoy hay muchos debates en marcha, en numerosos campos, en las ciencias, la sociedad, en los medios de comunicación y prensa, en el deporte, las modas, 

pero lo más importante es la crisis actual y como afecta la vida cotidiana, la dirección que pueda llevar esta crisis y las posibles contribuciones al desarrollo del ser humano. 

En este contexto particular encuentro que en la base de estos debates, opera algo muy sutil: 

la noción misma de ser humano, la concepción del ser humano como tal, la imagen del ser humano, y por tanto, la imagen que tengo de mi y que tengo de los demás. 

Algo que subyace en un substrato pre-lógico quizás, establecido por previas concepciones y que hoy se arrastra aunque haya crisis. 

A nuestro ver, no se la podrá superar si no se procede a modificar esta concepción de lo humano. 

Quien es, por cierto, 'mucho más' de cómo se lo considera desde hace tiempo.

1. Animalitas o humanitas?

Se concibe al ser humano como un 'animal racional', pero según el trato social vigente es como si fuera 'más animal, que racional'; 

además se lo degrada bastante, según se puede ver cuando las instituciones más variadas lo consideran como si fuera un mero 'pagador-evasor de impuestos' o un 'consumidor' o un 'afiliado a', un genero, una franja de edad, o social, una cifra. 

La carta de los derechos humanos, muestra ciertos aspectos de sus derechos, pero no otros, precisamente los referentes a sus aspectos más humanos, de elección, de libertad y responsabilidad, los cuales no son plenamente asumidos. 

La ciencia y la técnica parecen acordar en que la mejor acepción moderna sería la de 'máquina biológica', compleja pero máquina al fin, que hace otros aparatos también, mientras se debate en un mundo de determinismos, en donde el caos, la finitud, las limitaciones acosan sin cesar. 

En suma, en las nociones de 'humanitas' y 'animalitas, es claro que aún persiste el concepto de 'animalitas' y no se enfatiza en el primero, que es lo que corresponde.

Ya en los campos de la discriminación y violencia el ser humano aparece como mero padecedor de un infortunio interminable. 

Nadie entiende bien cómo es que en países poderosos no se resuelven los problemas básicos, y menos se entiende que se permitan a plena luz de la mirada internacional las numerosas formas de violencia bélica. 

Es como si hubiera, por parte de muchos poderes establecidos, un desprecio por el ser humano en su totalidad y un aprecio egoísta por sí mismos. 

La mirada de intolerancia étnica es que no cesa de hacer estragos. 

Todo este cúmulo de contradicciones produce un campo de incoherencia tal que lleva al debilitamiento de las personas y de la sociedad en general.

El mundo que viene ya no tendrá que ver con lo anterior, pero servirá esta experiencia de afrontar estos múltiples frentes de incoherencia por parte del poder establecido. 

Pero no todo es desolación en un mundo en manos del sin-sentido. 

Pues aquí estamos nosotros, para variar las cosas, apuntando al futuro. 

Podemos afrontar con esta perspectiva de lo simple a lo complejo, desde una sencilla conversación a formas autoreferenciales e interconectadas en red de nuevas intenciones y acciones humanas.

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 IV. Artículo de Revista Electrónica 9, Marzo 97, Capítulo Colaboraciones.
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